miércoles, 18 de julio de 2007

La importancia del conocimiento de los problemas de aprendizaje

Las Ciencias Humanas, dentro de la cual se enmarcan la antropología, la psicología, la sociología, la medicina, entre otras, reconocen en la actualidad lo imperioso que se nos hace abordar al ser humano, no únicamente como objeto de estudio, sino como sujeto y objeto conjuntamente. Esta premisa nos orienta en el cómo de la relación con el otro, estableciendo dos criterios básicos : participación y autonomía.

Fundamentado desde una concepción humanista, se puede aseverar, a diferencia de otras perspectivas de estudio, que la naturaleza del hombre está matizada por la capacidad de no solo ser libre, sino hacerse libre, para lo que se nos hace menester, dentro del campo educativo, proporcionar los recursos, tanto humanos y ambientales básicos para tal propósito.

Es así, como ser humano implica reconocerse en constante cambio y dinamismo. Es, por ende, que cualquier aporte técnico en el abordaje de lo humano, debe ser revaluado contextualmente antes de introducirse, puesto que el hombre responde antes de una validación científica, a una naturaleza propia sobre la cual debe adaptarse la anterior.

El ámbito educativo no es la excepción a la regla dentro de este marco de referencia. Es desde aquí, desde donde se nos abre un inmenso mundo, donde el contexto en se aplique exigirá, de la pretensión formativa que se tenga (desarrollar destrezas lógico - matemáticas, narrativas, valores, etc) una coherencia no sólo en la demanda de los contenidos a dar, sino, a su vez, en la forma y manera como son presentados y buscan ser transmitidos. En otras palabras, cada vez que se trabaja con seres humanos es indispensable partir de la realidad del mismo para saber cómo abarcarla. La época del ensayo y error está superada. Cada vez que negamos la historia vital de los copartícipes del proceso de enseñanza - aprendizaje, la revivimos, evidenciando tal error en los fracasos reiterados, tanto a nivel académico, como a nivel personal, dentro del ámbito educacional.

La educación es un proceso de formación fundamentado en la relación con el otro, tal como se dejaba por sentado en la reflexión anterior (Educación y Humanidad), en pro del desarrollo integral de los protagonistas, en un ambiente participativo que albergue la posibilidad de construir nuevos valores a partir del testimonio y la común vivencia. Dentro de todo este proceso de formación, los maestros se han visto enfrentados a múltiples limitaciones, entre muchas, una muy básica, que es la dificultad que presentan algunos participantes en habilidades tan simples como leer, escribir y desarrollar operaciones lógico - matemáticas como sumas, restas, entre otras, que les permitan defenderse y aprovechar mejor los recursos que el ambiente les ofrece.

Dentro de mencionado proceso, intervienen habilidades propias de la conciencia tales como la memoria, la atención, la percepción, el lenguaje, y otras que si bien no son propias de ella, están en estrecha relación como la motricidad y el factor emocional ; es aquí, donde, desde la fundamentación que nos brinda el humanismo, de velar por el desarrollo y crecimiento de la naturaleza del ser humano, me yergo para justificar la labor que un psicólogo puede realizar en este espacio para aportar en la formación del pensamiento y la construcción del conocimiento de forma adecuada y aterrizada.

Para dicho fin, y delimitado en los trastornos de aprendizaje, a saber : dislexia, discalculia y disgrafía, que respectivamente representan las dificultades en la lectura, el pensamiento lógico-matemático y en la escritura, me propongo, conjuntamente con la psicorientadora, a realizar un proceso de diagnóstico, donde proponemos que tales habilidades sean promocionadas de manera comedida por todo el profesorado, ya que son estas herramientas las que permitirán el posterior desarrollo de habilidades superiores que los llevarán a la metacognición, proceso ideal del desarrollo del pensamiento sobre el cual el individuo se pregunta por lo que sabe, logrando formar un pensamiento crítico que le permite crear nuevas alternativas.
El proceso de aprendizaje parte de la experiencia como bien sabemos, y son los sentidos los encargados de captarla. Así como existen diferentes sentidos por medio de los cuales se capta la realidad, hay a su vez, diferentes maneras de interpretación. Posterior a esta fase, surge la capacidad de centración o tensión que se pueda tener respecto a lo percibido, lo cual guarda estrecha relación con el interés y la competencia que se tenga al respecto.

La psicomotricidad, que es uno de los factores determinantes para el desarrollo cognoscitivo y de estabilidad emocional a principios de edad, hace parte de la confirmación de que lo percibido sea llevado en términos reales a la práctica.

Los diagnósticos, más que pretender categorizar lo que padece, serán un proceso de desarrollo de habilidades, con el objeto de darle las herramientas necesarias para que pueda, una vez adquiera la habilidad en la que está descompensado, continuar su proceso. Como dato alterno, es conveniente saber que el desarrollo cognoscitivo depende de factores tanto biológicos, como sociales, culturales, emocionales y psicológicos. Por tanto, a un niño menor de 10 años, que está en plena etapa de maduración, no se le podrá diagnosticar un problema en particular, puesto que hay muchos esquemas que son nuevos para el, y otros tantos que aun no ha apropiado. La forma como trabajar con ellos, es a través de estimulación de las habilidades en que presenta dificultad.

¿Qué relación tiene el estudio y el diagnóstico de los trastornos de aprendizaje con el aula de clases y sus docentes ? Imagínense a Pedrito, un experto en matemáticas, pero terrible para el Español, y a Dianita, una inspirada en la lectura y la poesía, pero lo único que sabe calcular es el tiempo que falta para el recreo después de haber entrado el profe de Matemáticas a clase. El afirmar que uno sea más inteligente que el otro sería caer en dos errores clásicos. Uno, el negar que cada persona desarrolla una competencia de acuerdo a su experiencia formativa, que bien le recuerdo que no comienza en la Escuela, sino en la relación con el otro, y en esta categoría entra la familia, los vecinos, los amigos, el vecindario, en fin, el contexto. Y el otro, atribuir en el estudiante la causa misma del por qué no aprende, sin importar la metodología que utilizamos y el análisis de la historia vital que nos pueda informar sobre algún antecedente hereditario, o una ausencia o incrementación de la estimulación de su entorno. Así, quizás podremos darnos cuenta que Pedrito es hijo de un tendero, y que su padre lo llevaba todos los días a compartir con el dos horas diarias en su trabajo. Y que Dianita tiene una madre que todas las noches, antes de dormir, le lee literatura, entre cuentos, poesía, y demás.

Debemos tener claro, pues, que el ser humano, antes de tener habilidades de retención, concentración, y de actuación concorde a lo que atiende, es un ser percipiens, es decir, un ser que percibe, y por tanto, que interpreta su realidad de acuerdo a su propia experiencia. Esta experiencia tiene un matiz de peculiaridad, que si bien le permite centrarse en un aspecto específico de la realidad, no le atribuye el derecho a creer que su interpretación la única verdad. Justamente aquí es donde yace el principio de comunidad, puesto que no puedo decir que voy a dialogar, si no encuentro una diferencia, siendo esta, mas que un obstáculo, un motivo para el encuentro.

Es por ende, que para lograr hacer una análisis de las dificultades en el aprendizaje de un niño, es básico hacerlo desde la manera como percibe su mundo, para lo que es necesario, contextualizar sus dificultades con su historia personal.

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