miércoles, 18 de julio de 2007

Una lectura desde Bruner a la revolución educativa del plan del Gobierno de Álvaro Uribe


“Los psicólogos o educadores que formulen teorías
pedagógicas que no tomen en consideración las bases
políticas, económicas y sociales de la educación caen
en la trivialidad y merecen ser ignorados en las calles
y en las aulas” (PALACIOS)[1]


Quien lee podrá encontrar aquí una fundamentación psicológica y un complemento metodológico a la Revolución Educativa propuesta por el Gobierno del Presidente de la República, el Dr. Álvaro Uribe, fundamentada en los argumentos que Jerome Bruner propone en relación al desarrollo de la persona en un contexto cultural desde el entorno educativo.

Para tal fin, desarrollaré, en breve, los puntos sobre los cuales se afianza el Presidente en su Plan de Gobierno en lo que respecta a la propuesta educativa: su propósito y estrategias, y posterior a ello, argumentaré desde Bruner la manera cómo se concibe dicho Plan desde la acción educativa, en donde involucraré conceptos referentes a el proceso de enseñanza – aprendizaje. Luego, a guisa de conclusión, realizaré una reflexión acerca de el lenguaje como herramienta participativa que involucra a los hablantes en la dialéctica del reconocerse distintos de sus propios congéneres a quienes, alternamente, vivencia distantes de su determinación personal.

La reflexión que nos hace Palacios, soportado en Bruner, nos sitúa en una perspectiva crítica de la situación actual de nuestra acción educativa. Entiéndase por acción educativa[2], todos aquellos actos encaminados en un proyecto social que pretendan hacer del proceso de enseñanza – aprendizaje una experiencia personalizada donde el sujeto tenga la oportunidad de encaminar su propio interés como producto mismo de la construcción de su personalidad.

Así mismo lo afirma la Ley General de Educación:

“El pleno desarrollo de la personalidad sin más limitaciones que las que le imponen los derechos de los demás y el orden jurídico, dentro de un proceso de formación integral, física, psíquica, intelectual, moral, espiritual, social, afectiva, ética, cívica y demás valores humanos”[3].

Cuando Uribe hace mención a la educación y la cultura, incluyendo en ella la promoción del deporte, se refiere a ellas como los “puentes para hacer tránsito de una sociedad de masa hacia una auténtica comunidad de pueblo con lazos de solidaridad, sentido de pertenencia y responsabilidad frente a lo colectivo y público” [4]. Desde esta preponderancia donada a la acción educativa como capaz de encaminar al país a un progreso, se aspira a que tal proceso cree “espíritus críticos, libres, creativos y solidarios; comprometidos con la búsqueda de la paz y la tolerancia, y con la participación consciente, en los procesos colectivos[5].

La pretensión de Uribe es dar solución a los problemas más característicos de la historia en Colombia, a saber: cobertura, calidad y acceso democrático, donde le imprime a estos elementos un fuerte compromiso con el medio ambiente, donde sin denigrar el derecho universal a la educación, establece como prioridad a la juventud.

Es así, como el proceso de desarrollo social queda cimentado en políticas educativas, en una estructura que integre el propósito económico que propenda el desarrollo del capital humano. De esta manera, la Revolución Educativa pretende una movilización social con el objeto de equilibrar competencias que permitan a sus participantes, entrar de manera justa, en la dinámica internacional del mercado.

Con relación al concepto de desarrollo, Ferro afirma lo siguiente:

"idea que tenemos del ser humano como humano y no como objeto de materialización y muestreo. (...) es un ideal que debemos plantearnos para buscar en él la armonía de los elementos que componen al ser social, los particulares colectivos, los que conforman el ideal del ser humano, los materiales y espirituales, los objetivos y los culturales"[6].


Hablar, entonces, de desarrollo social es hablar de un desarrollo personal por vía de la cultura, donde lo económico sea un elemento integrado al proceso de cambio.

En Cambio para Construir la Paz, se establece la educación y la cultura como medios indispensables para hacer de la paz sostenible en las subsiguientes generaciones. La manera como pretenden hacer esto posible es a través de la inclusión de procesos formales, no formales e informales con oportunidad de acceso, en donde se involucre el Estado, el Sector Privado y las Universidades, tal como se hizo en Bucaramanga.

De acuerdo al diagnóstico de la situación del país y en particular del contexto educativo, se busca con ello garantizar equidad, cobertura, gestión descentralizada y asignación de recursos y, por su puesto, mejorar la calidad, donde el proceso de aprendizaje no es pertinente con el contexto y además el uso de los materiales didácticos y la gestión administrativa parecen participar no estando.

Esta situación es el punto de partida para introducir el análisis de Bruner sobre los tópicos mencionados. Sin embargo, antes de dar inicio a dicho propósito, debe quedar claro que las estrategias educativas, tal como lo afirma Ferro, deben ser fortalecidas con una educación formal que promueva el desarrollo científico y tecnológico, ya que serán la base de exigencia para que el capital humano responda “a los grandes retos que éste implica" [7].

Según el modelo alternativo de desarrollo que guía la acción educativa de Uribe es el propósito de generar un ciudadano colombiano que sea “más productivo en lo económico; más solidario socialmente; más participativo y tolerante en lo político; más respetuoso (...) con sus semejantes; más consciente del valor de la naturaleza (...) más integrado en lo cultural (...)"[8].

Desde Uribe, se plantea una educación emancipadora del desarrollo de las potencialidades de los individuos, donde, la tecnología no está, ni debe estar desligada del contexto donde se aplica; olvidamos que la tecnología, como nos afirma Savater[9], se origina en nuestra naturaleza lo cual la libera de su artificial pretensión, estando obligada a dar respuestas a un contexto en particular, y de ser importada debe culturizarse antes de implementarse.

Desde un proceso tan complejo como el de la contextualización de la tecnología, podemos ver cómo se trasluce el proceso de formación de lo humano en la acción educativa, que le imprime el sello de lo peculiar al mismo. Andrade al respecto nos comenta:

“Hablar de formación respecto del hombre, implica, por lo menos, que éste sea pensado como alguien que viene al mundo sin estar formado –sin forma- y que de alguna manera aquí puede y necesita ser formado –recibir forma (...)”[10]


De acuerdo a Jerome Bruner, son tres los factores a tener en cuenta en la acción educativa, ya que problematizan el proceso: uno, que es el problema del contexto, el cual consiste en el proceso de filtración debida de la estructura básica a transmitir. El riesgo imperante es la desnaturalización del conocimiento, es decir, el transmitir lo periférico del conocimiento, o lo no útil de este en el contexto en particular donde se transmite. El reto que hace referencia a la mutación, donde me doy a la tarea de contextualizar sin dejar perder la esencia de lo abordado. Y respecto a que el conocimiento es poder, se afirma que quien conoce, tiene el poder, y es por ello que para Bruner el ejercicio de construcción cultural desde los procesos de enseñanza – aprendizaje son una manera de hacer política. Desde esta manera, “la educación es una forma de diálogo, una extensión del diálogo en el que el niño aprende a construir conceptualmente el mundo con la ayuda, guía de un adulto”[11].

Donde se hable de consenso, de diálogo, se habla necesariamente de política y donde se habla de educación, se hace referencia a procesos de enseñanza – aprendizaje, donde se evidencia la dialéctica entre quienes son educados por quienes educan, y la manera como los que se encuentran en proceso de educación son partícipes principales de la construcción de sus conocimientos. Toda reforma educativa tiene implicaciones sociales, políticas y económicas, como afirma Palacios, y es en el consenso donde se validan dichos procesos:

“cada generación se ve obligada a definir de nuevo la naturaleza, la dirección, y los objetivos de la educación para asegurar la libertad y racionalidad que pueden lograrse para la generación futura (...) Lo cual significa que cada generación debe ajustar la educación a las nuevas exigencias impuestas por los cambios, por lo que la educación, tal como Bruner lo señala, es proceso de constante invención” [12]

En el modelo alternativo, cuando se hace referencia al ciudadano colombiano, se plantea un propósito que debe ser de alguna manera tener como indicador principal de logro, el hecho que los ciudadanos desarrollen la habilidad de significar los contenidos del proceso de enseñanza – aprendizaje en función de su utilidad personal y social.

Bruner se refiere a esta metodología, como Negociación de Significados, que se propone por quien escribe, como herramienta pertinente para facilitar el propósito de la formación del ciudadano colombiano. Esta metodología provee a la acción educativa de una política social “que se deriva del consenso que se refiere a la distribución del poder de la sociedad”[13]. De esta forma, cultura y educación se integrarían al proceso de socialización en el que se incluyen distintas dinámicas de orden político y económico que apuntan al desarrollo integral del ser humano. Este desarrollo integral, sea menester aclarar, no tendría por presupuesto un fin determinado, sino un inicio[14] constituyente, ya que el diálogo siempre queda abierto a la experiencia del devenir de la cotidianidad.

Alterno a respetar un proceso de individuación, se conlleva este crecimiento dentro de un marco de socialización. Es, como se afirmó anteriormente, que la cultura da cabida a un desarrollo personal, ya que se establece como esencia de la cultura la diferencia, por medio de la cual se permite el diálogo, y en su ejercicio se reconstruye. A esto Bruner argumenta así:



“Por lo tanto, el individuo debe separarse conceptualmente a sí mismo del grupo; debe volverse autoconsciente, debe saber que tiene un punto de vista particular sobre las cosas, una cierta individualidad” [15]

En aras de compilar una evidencia psicológica a lo afirmado como propuesta de apoyo para la Propuesta de Uribe, podemos ver cómo la estructura psicogenética propuesta por Piaget y el planteamiento del desarrollo intelectual de acuerdo a la cultura propuesta por Vygotsky conllevan a una dialéctica indisoluble. Bruner condensa estas posturas, desde la validación de la visión piagetana en términos de formato[16] (esquemas mentales) y la visión vygotskiana en términos de cultura, entendida esta como el procedimiento de símbolos, conceptos y distinciones que el niño desarrolla en el acto mismo de dominar el lenguaje[17].

Si se plantea el diálogo como espacio de reconstrucción de nuestra cultura, y apoyo, por ende, a la base del desarrollo social, estamos abriendo la educación a un papel político que aumente la conciencia del rol del colombiano en el proceso de paz. Luis Carlos Restrepo, en su libro Proyecto de un arca para un diluvio de plomo, plantea que “la paz no nace de superar los conflictos sino de darles nuevo cause para su expresión”[18], y es el diálogo la vía de tal proceso. Sin embargo, no se puede pretender determinar la eficiencia de esta herramienta, ya que caeríamos en el error del voluntarismo (confianza excesiva en que el uso de la razón lleva a la libertad y la conciencia social ) en el que cayeron pensadores como Marx, Habermas, entre otros, y en el que Uribe se circunscribe al considerar la educación y la cultura como suficientes para dar solución a la problemática que de actual no tiene nada.

Respecto al método de Negociación de Significados, habría que decir en este proceso, el niño pese a que su vía de ingreso es el formato, no pretende el desarrollo de la sintaxis, sino el semántico, ya que por medio de la participación le desarrollan las habilidades y requerimientos básicos que se le exigen en la “comunidad hablante”.

La problemática histórica a la que nos enfrentamos desde la centralización del Estado es uno de los múltiples factores políticos que afectan directamente la tan pretendida equidad de la acción educativa, adicionando a esto la libertad que cada sujeto ejerce sobre sus propias pulsiones, siendo eso justamente lo que lo hace libre. De esta manera, actualizaríamos la propuesta del Contrato Social de Rouseau en una postura donde el Estado no sea quien otorgue identidad y sentido al individuo, afirmando que es el sujeto en su libre elección, entendiendo por esta el conocimiento de todas las posibilidades, participar o no el proceso democrático.












BIBLIOGRAFÍA

ANDRADE, José Joaquín. Reflexiones en torno de la Formación integral. Barranquilla: Uninorte.

BAYONA, Jesús Ferro. Visión de la universidad ante el siglo XXI. Barranquilla: Uninorte. 2000.

BRUNER, Jerome. El habla del niño: Cognición y desarrollo humano. España: Piados. 1995.

BRUNER, Jerome. La importancia de la educación. España: PaIdos. 1988.

BRUNER, Jerome. La importancia de la educación. España: PaIdos. 1988

GADAMER, Hans-Georg. El inicio de la filosofía occidental. España: Paidós Studio. 1999.

LEY GENERAL DE LA EDUCACIÓN. Bogotá: Caasim. 2000.

PALACIOS, Jesús. Jerome S. Bruner: una teoría de la educación.

PALACIOS, Jesús. Jerome S. Bruner: una teoría de la educación.

RESTREPO, Luis Carlos. Proyecto de un arca para un diluvio de plomo. Arango. 1997.

SAVATER, Fernando. Las preguntas de la vida. Barcelona: Ariel, 1999.

SCHUTZ, Alfred. La construcción significativa del mundo social. España: Paidós. 1993.

TEXTO DE APOYO ACADÉMICO. Dr. Jesús Ferro Bayona.


INTERNET

www.vc.ehu.es/campus/centros/e.g.b./deptos-e/zona1/apuntes/psieducacion/bruner.htm


CITAS

[1] PALACIOS, Jesús. Jerome S. Bruner: una teoría de la educación.
[2] SCHUTZ, Alfred. La construcción significativa del mundo social. España: Paidós. 1993.
[3] LEY GENERAL DE LA EDUCACIÓN. Bogotá: Caasim. 2000. p. 13.
[4] TEXTO DE APOYO ACADÉMICO. Dr. Jesús Ferro Bayona. P. 112.
[5] Ibíd. P. 9.
[6] BAYONA, Jesús Ferro. Visión de la universidad ante el siglo XXI. Barranquilla: Uninorte. 2000.p. 139-140.
[7] Ibíd. .p. 143.
[8] Ibíd.p. 140.
[9] SAVATER, Fernando. Las preguntas de la vida. Barcelona: Ariel, 1999. p. 18.
[10] ANDRADE, José Joaquín. Reflexiones en torno de la Formación integral. Barranquilla: Uninorte.
[11] www.vc.ehu.es/campus/centros/e.g.b./deptos-e/zona1/apuntes/psieducacion/bruner.htm
[12] PALACIOS, Jesús. Jerome S. Bruner: una teoría de la educación.p. 4.
[13] BRUNER, Jerome. La importancia de la educación. España: Piados. 1988. P. 112.
[14] (...) inicialidad. Llamamos ser inicial (...) a algo que aún no está orientado en este o aquel sentido, hacia este o aquel fin, ni tampoco de acuerdo con esta o aquella representación. Esto significa que aún son posibles muchas continuaciones - dentro de ciertos límites, por supuesto -. Quizá sea éste, y ningún otro, el verdadero sentido de "inicio". Conocer algo en su inicio significa conocerlo en su juventud, término con el que nos referimos, en la vida del hombre, a la fase en que aún no están dados los pasos concretos y determinados del desarrollo" GADAMER, Hans-Georg. El inicio de la filosofía occidental. España: Paidós Studio. 1999.p. 22

[15] BRUNER, Jerome. La importancia de la educación. España: Piados. 1988p. 62.
[16] “El concepto de formato desarrollado por Bruner trata de cómo el niño pasa de la comunicación no verbal a la verbal, con la ayuda y guía de unos adultos. Lo característico del formato es que se trata de una relación social especial” www.vc.ehu.es/campus/centros/e.g.b./deptos-e/zona1/apuntes/psieducacion/bruner.htm
[17] “El lenguaje, en consecuencia, no puede ser entendido sino es en su contexto cultural” BRUNER, Jerome. El habla del niño: Cognición y desarrollo humano. España: Piados. 1995.p. 132.
[18] RESTREPO, Luis Carlos. Proyecto de un arca para un diluvio de plomo. Arango. 1997.

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